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El río. Exploraciones y descubrimientos en la selva amazónica

POR Andrés Castaño • 21 abril 2025

Autor: Wade Davis | 648 págs. | Fondo de Cultura Económica y El Áncora Editores | 2015

La psicodelia, la nueva era, las plantas sagradas, la expansión de la conciencia, el LSD y sus geometrías vivaces que cambiaron el mundo, tienen que ver tanto o más con el trabajo del etnobotánico Richard Evans Schultes que con el rock and roll. El profesor Schultes viajó en los años cuarenta del siglo XX por la selva amazónica y estudió los pueblos indígenas, sus costumbres y rituales a partir de las plantas, los ríos que surcaban a estos pueblos y la flora que los dotaba de una sabiduría única sobre la naturaleza. En ese primer viaje, Schultes no solo se adentra en los secretos de las comunidades que lo reciben con afecto y confianza, sino que también describe una Colombia particular, tanto urbana como rural, en la que su trabajo es visto con curiosidad y también con falta de entendimiento. Parte de lo que el mundo moderno conoce de las plantas medicinales empieza en ese inmenso viaje de Schultes. Mientras el mundo apretaba los puños en una segunda guerra mundial, Schultes exploraba desde México hacia el sur el peyote, el ololiuqui, los hongos, la ayahuasca y la coca. Sus investigaciones fueron el fundamento y la motivación de lo que sería más adelante, en los años 60, la era psicodélica, y un apoyo probatorio y conceptual invaluable al trabajo de personajes como Timothy Leary y Albert Hoffman. En este libro está contada en clave de crónica etnocientífica la historia del LSD, una sustancia que cambió para siempre la percepción de la mente y la realidad. Como se ve en el libro, esto fue resultado de casualidades, de científicos desesperados y del trabajo inicial de Schultes y su tenacidad para catalogar y analizar las muestras que recogía.

Justo en la década siguiente, en los años 70, Schultes envía a Colombia a dos de sus mejores alumnos, Tim Plowman y Wade Davis. Ellos van en una misión etnobotánica fascinante en la que acaban probando sustancias, toman muestras y conocen a los pueblos que encuentran en el camino y en el río. En ese viaje, Tim Plowman recolecta la mayor cantidad de muestras de la mata de coca, a la cual los indígenas llaman la hoja divina de la inmortalidad. Los dos compañeros hacen un recorrido profundo que revela un continente lleno de voces y rituales, de gentes y sabidurías ocultas en la profundidad de la selva. Este libro narra toda esa aventura guiado por la prodigiosa memoria de Wade Davis, quien no solo describe con precisión el nombre de las plantas y sus componentes, los lugares y sus gentes, los animales que van por el agua, la tierra y el aire, sino que también trae al presente los viajes de su maestro Schultes por todo el continente y su legado científico, que está ligado a la vida de muchas comunidades. Un libro que es muchos libros al mismo tiempo, porque narra como una novela de viaje las hazañas de tres científicos en las selvas, montañas y desiertos de América Latina en dos momentos diferentes del siglo XX, con un lenguaje de ciencia preciso; también, porque es una crónica clara y cercana de los pueblos indígenas andinos, mexicanos y norteamericanos y sus poderosos rituales; finalmente, porque es un diario íntimo de la vida de Wade Davis y su corazón atado a Colombia, al río y su mundo, al Hotel Rojo, al néctar del jaguar, a su compañero de viaje y a Pogo, el perro que los acompaña durante casi toda la travesía. Una lectura imperdible que siembra la potente magia de las plantas sagradas en el corazón del lector.

Andrés Castaño
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La memoria secreta de las hojas

POR Lisa Colorado • 21 abril 2025

Autor: Hope Jahren I 332 págs. | Paidós| 2016

Lab Girl, traducido al español como La memoria secreta de las hojas, es un libro de la norteamericana Hope Jahren (1969), bióloga, geoquímica y obstinada, también narradora, madre y amiga de raíces nórdicas, condición esencial presente en todo su relato y parte de los mecanismos culturales que enmarcan su reporte de sí misma. La portada de la edición en español promete una historia de árboles, amor y ciencia, lo que no le hace justicia a la amalgama de conversaciones que la autora teje a medida que avanza en su relato y en su vida.

El libro compromete una mirada femenina sobre los árboles desde su historia, su inmensidad y sus procesos; de amor a la ciencia, a la vida, a Bill, su asistente de investigación no académico, a las complicidades, a la pareja, a la maternidad y al acto desquiciado de montar y desmontar la vida como un objeto preciado que se lleva a distintos lugares. Un relato de pasión por la ciencia, la disciplina que significa y lo que implica ejercerla.

La autora nos presenta su vida como científica y nos retrata un medio predominantemente masculino. Nos habla de su funcionamiento, de las dinámicas de financiación, de los retos que supone y de la manera en que ella asume esos retos eclécticos y apenas imaginables. Su relato no se reduce a un tratado sobre la naturaleza o los sistemas ecológicos que cohabitan los árboles; no va de cuestiones enmarañadas o inaccesibles. Habla de su gusto por la literatura y va describiendo la vida, desde el lugar de quien lee en clave literaria.

Todo esto ocurre en tres partes: raíces y hojas, madera y nudos, flores y frutos. Es un texto que interpela de manera directa nuestra visión sobre la naturaleza, sin romantizarla ni plantear escenas distópicas. Además, nos permite acceder a dos ideas importantes: una, que no podemos proyectar lo que somos en los árboles. El impulso humano de comprender alguna cosa suele traducirse en términos de similitudes y comparaciones con nuestros rasgos, y esa forma de abordaje, aunque es práctica, resulta ineficiente y reduccionista. Renunciar a ese intento de identificación tal vez transforme nuestra mirada de la naturaleza.

La segunda idea: hemos limitado la existencia de la especia sapiens a la satisfacción de necesidades relacionadas con el alimento, la medicina y el aprovechamiento de materia prima (la madera, por ejemplo). Esta existencia, reducida y voraz al mismo tiempo, ha devastado nuestros ecosistemas.

Cito a Jahren en una conferencia sobre su libro en Barcelona: “esta obra trata de convencerte de que, saber algo de ciencia, pueda ayudarte a apreciar la literatura”.

Lisa Colorado
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Pero, ¿dónde está Ornicar?

POR Andrés Castaño • 21 abril 2025

Autor: Gérald Stehr y Willi Glasauer | 32 págs. | Ediciones Tecolote | 2001

Esta historia maravillosa fue escrita por el pintor y escritor Gérald Stehr, nacido en París en 1949, autor de múltiples guiones y obras de teatro. Las ilustraciones son de Willi Glasauer, nacido en Stribro, Bohemia, en 1938. Glasauer estudió en la Escuela Superior de Bellas Artes de Maguncia y luego se trasladó a Francia para trabajar como ilustrador.

Producto de la creación conjunta de estos dos artistas nace esta historia que cuenta el día de regreso a clases y la dificultad de la maestra de la escuela de animales cuando decide organizar a sus estudiantes de acuerdo con sus características físicas. Ornicar, un pequeño ornitorrinco que es nuevo en la clase, parece no encajar del todo en ninguno de los grupos.

La maestra descubre entonces nuevas formas de integrar a sus estudiantes según las habilidades que todos y cada uno poseen. El arte, los deportes y la música se convierten en oportunidades para que los alumnos participen y aporten desde sus peculiaridades.

De la mano de imágenes realistas y detalladas de los animales podemos encontrar en la historia una clasificación simplificada de los seres vivos. Las diversas características del ornitorrinco se convierten en el motivo para indagar acerca de la clasificación de los animales. Mamíferos que toman leche, reptiles que nacen de huevos, el pico de las aves y otras características son un aprendizaje que los más pequeños pueden adquirir de forma divertida con esta narración.

El libro ofrece también reflexiones profundas: es perfecto para comprender cómo todos nosotros desde nuestros conocimientos y habilidades podemos aportar a nuestro entorno. Es una hermosa invitación a la reflexión en los distintos contextos donde nos podemos encontrar personas con capacidades diversas. Las diferencias no se convierten ya en un punto de división, por el contrario, son una oportunidad para relacionarnos y acercarnos, para aprender y contribuir al otro desde las particularidades que cada uno posee.

Se trata, así, de un libro que recomiendo para maestras de educación inicial en clases de ciencias y biología que quieran hacer con sus pequeños científicos un acercamiento a la clasificación simplificada de los animales y al valor de la biodiversidad. También lo recomiendo para leer en familia y reflexionar acerca de las diferencias que podemos encontrar en nuestros distintos contextos. Esta historia nos permite a todos los miembros de la familia, sin distinción de edad, hacer paralelos con nuestros entornos cotidianos (escuela, trabajo, familia, amigos) y reflexionar cómo en ellos podemos encontrar personas con habilidades diversas que enriquecen el compartir del día a día.

Andrés Castaño
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El oso que no lo era

POR Ángela María Rodríguez • 21 abril 2025

3 MINUTOS

Autor: Frank Tashlin | 64 págs. | Alfaguara Infantil| 1946

El oso que no lo era fue escrito e ilustrado por Frank Tashlin, también animador y director de cine. Frank nació en 1913 en Weehawken, Nueva Jersey. Desde joven mostró un talento natural para el dibujo, lo que lo llevó a abandonar la escuela a temprana edad para dedicarse a trabajar. Escribió e ilustró tres libros: El oso que no lo era (1946), La zarigüeya que no lo hizo (1950) y El mundo que no es (1951), en los cuales mezcla elementos de humor con temas sociales y en defensa de los menos privilegiados.

El oso que no lo era es el más reconocido de sus tres libros. En él narra cómo, al percatarse de que el invierno ha llegado, el oso busca una cueva cómoda y calientita para hibernar hasta el regreso de la primavera. Sin embargo, al salir de la cueva, descubre que su bosque ha sido reemplazado por una enorme fábrica. Allí encuentra hombres que lo acusan de ser un hombre tonto, sin afeitar, con un abrigo de pieles y, ¡aún peor!, un hombre sin trabajar. Es entonces cuando empieza la lucha por mostrarle al oso que no lo es, y que es tan solo “un hombre tonto, sin afeitar y con un abrigo de pieles”.

La historia continúa y es triste ver cómo, sin más alternativas, el oso debe incorporarse a la fábrica como un trabajador más. Su vida cambia por completo a raíz de que ha perdido su hogar; en la trastienda, leemos esa degradación del bosque, hogar del oso, como una degradación también del propio hombre trabajador.

En nuestra historia, los osos han perdido su hábitat, aquel lugar donde pueden correr libres, dormir al aire libre, ver pasar las aves y sencillamente ser osos. Pero ahora, en una ciudad sin bosque, se convierten en animales de zoológico y circo, pierden su libertad y todavía peor, el oso de nuestra historia debe trabajar en la fábrica que le ha quitado su hogar.

Los más pequeños son sensibles a la naturaleza, no han atrofiado aún el cariño innato por los animales, por el misterio que significa descubrir la inmensidad de un hábitat tan pequeño como el patio de la escuela o el jardín de casa. Esta historia acompaña ese cariño y esa curiosidad al tiempo que hace una invitación a reflexionar acerca de cómo, con nuestras acciones, podemos impactar el habitad de otros seres vivos.

También, teniendo en cuenta que el libro habla de la presión de los líderes sobre el oso, esta historia es perfecta para reflexionar junto a adolescentes, quienes se encuentran en un momento crucial para el desarrollo del pensamiento crítico y cada vez están más expuestos a presiones sociales que intentan estandarizarlos.

Si bien este libro fue escrito en 1946, se adapta perfectamente a nuestra sociedad actual, donde aun cuando somos conscientes del daño que nuestras acciones diarias generan en la naturaleza, seguimos sin plantearnos nuevas posibilidades que disminuyan nuestro impacto medioambiental. Las nuevas generaciones, caracterizadas por su sensibilidad y apertura hacia la naturaleza, representan una oportunidad para el cambio, e historias como estas son perfectas para que padres y educadores fomentemos esa sensibilidad de forma creativa y divertida.

Ángela María Rodríguez
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Grávido río

POR Sergio Román • 21 abril 2025

3 MINUTOS

Autor: Ignacio Piedrahíta | 186 págs. | Editorial Eafit | 20219

Grávido río es un libro de viajes en forma de ensayo escrito por el geólogo antioqueño Ignacio Piedrahita. Teje dos historias de manera paralela: por un lado, el recorrido del autor durante dos meses por el curso del río Magdalena, empezando en San Agustín (Huila), muy cerca de su lugar de nacimiento, pasando por el desierto de la Tatacoa, luego por la desaparecida población de Armero, posteriormente por Puerto Berrío en la región del Magdalena medio, y terminando en el Banco y Mompox, departamento de Bolívar. Por el otro lado, una historia más larga y silenciosa, que abarca millones de años, en la que cuenta el devenir de las montañas, los ríos, las piedras y el ser humano. Este interés parece estar en el núcleo de toda su obra. Lo vemos expresado de manera sucinta en su poema Piedras parlantes:

Las piedras no gritan, hablan al oído.

Testigos de cataclismos, prefieren ahorrar palabras.

Se limitan a sugerir el primer aullido del tiempo,

el pliegue de la cordillera, el bostezo de la montaña.

Una caminata con destino al Alto de los Ídolos, en San Agustín, es la excusa para hablar de la caminata más importante de la historia, la que emprendieron nuestros antepasados desde África cuyo fruto fue la población del continente europeo y americano. Este es un rasgo fundamental del libro: el relato cotidiano, la experiencia subjetiva y sensorial del autor, la descripción intensa del territorio y sus indicios, se entrelaza con un conocimiento erudito de manera orgánica y por pasajes asombrosa.

Uno de los temas transversales en Grávido río es el aspecto afectivo inherente a todas las ciencias; la dimensión apasionada de la observación pretendidamente objetiva. Es gracias al conocimiento científico que el viajero logra relacionarse de una manera íntima con el territorio. Se habla de geología, geografía, de los astros, de historia, de filosofía e incluso de química, hasta el punto de que es posible considerarlo un libro de divulgación científica.

Desde el hilo conductor del viaje por el río Magdalena, Piedrahita es capaz de hacernos ver cómo cierta disposición del agua afecta de manera radical a sus pobladores. El caso de Armero es un buen ejemplo de esto: su mal posicionamiento con respecto al Nevado del Ruiz y al angosto río Chinchiná produjo su desaparición.

Es importante decir que las paradas del viaje no están pensadas de antemano, dependen de cierto capricho del autor. O mejor, la interacción del viajero con los distintos lugares y ambientes que visita lo animan a buscar la siguiente parada. En cada una de ellas el río proyecta el daño a los distintos ecosistemas producido por el ser humano. Ejemplo de esto son las ciénagas, que en general se han visto profundamente afectadas por la ganadería.  

Grávido río es un relato sobre el agua como elemento primigenio y fundacional de la vida en la Tierra. Piedrahita nos hace entender que una gota de agua es tan importante como todo el caudal de un río.

Sergio Román
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Antes del primer día

POR Jessica Fuentes • 21 abril 2025

3 MINUTOS

Autor: Juan Palomino | 32 págs. | SM Ediciones | 2017

Abrimos el libro y nos encontramos una doble página que representa el infinito, pequeños destellos que son estrellas. Es una invitación a entrar en el suspenso del amanecer, de la nada, el vacío, la inmovilidad. Antes del primer día nos lleva a cuatro puntos culmen de la narración donde se aclaran los destinos de los personaje.

Primero nos encontramos ante Tepeu, Gucumatz y Corazón del cielo, quienes se presentan como los creadores del mundo: “que se llene el vacío, que esta agua se retire, que surja la tierra”. Con estas palabras crecen las montañas y la tierra, los bosques y las selvas, pero en ellos nace el silencio, así que los dioses deciden crear a los animales. Estos, al no poder nombrar a los dioses para agradecerles, pues sus palabras no tenían forma, son condenados a ser comida unos de otros. Luego los dioses crean otros seres de barro y tierra, sin fuerza ni movimiento, con la vista y el pensamiento velados, así que deciden deshacer su obra. En un tercer intento, los dioses labran la madera y crean seres buenos, que hablan y se multiplican. Pero estos no tenían corazón, ni la memoria de sus creadores, eran rostros de máscaras y usaban sus manos para caminar. Los dioses acaban con ellos y quedan los monos, sus descendientes ahora.

Ya cerca de la madrugada, los animales que traen el alimento mostraron el maíz amarillo y blanco. Los dioses molieron las mazorcas y con la masa crearon cuatro hombres. “Maíz fue lo que entró en la carne del hombre. Esa fue su sangre”. Estos reconocieron y agradecieron a sus padres y los dioses se preguntaron si serán dioses como ellos. Corazón del cielo echa “vaho sobre sus ojos que como espejos son empañados para siempre”, solo podrían ver lo que había donde ellos estaban, “solo fue clara la superficie de las cosas para ellos. Y para nosotros que somos hombres de maíz”, y así los dioses echaron a andar el tiempo.

Este relato, basado en el mito maya sobre la creación del mundo escrito en el libro Popol Vuh y reescrito e ilustrado por Juan Palomino, fue ganador del Premio internacional de ilustración Feria de Bolonia Fundación SM 2016. Juan nos obsequia ilustraciones creadas a partir de manchas de color y con personajes alargados. Nos entrega una paleta de color terrosa que contrasta con azules y verdes. Claro oscuros que fluyen, dan movimiento con formas orgánicas y texturas que enriquecen en detalle. Un libro lleno de imágenes sonoras que retumban en los oídos con sonidos de la naturaleza y con destellos luminosos que engrandecen el acto de la creación y acentúan también el acto vital dentro de la narración.

Este es un libro sobre el nacimiento y la vida, sobre la palabra como nacimiento y la detención del tiempo para la creación. Sobre los intentos, la desintegración, la vida animal y la limitación humana. Una narración que va más allá de la tradición y nos muestra una cosmogonía, un modo de ver, de concebir el mundo y sus ideas y nos suspende en un tiempo, nos sustrae en nuestro tiempo. Nos regala la oportunidad de pensar que la naturaleza estuvo antes que nosotros los humanos, de pensarnos como seres hechos del maíz. Luego cierra, nuevamente, en la oscuridad del infinito, para volver a comenzar.

Jessica Fuentes
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Sofoco

3 MINUTOS

Autor: Laura Ortiz Gómez| 119 págs. | Laguna libros | 2021

Sofoco, de Laura Ortiz Gómez, fue el libro ganador de la segunda versión del concurso Elisa Mujica en el año 2020 y fue publicado por la editorial Laguna libros en el 2021. Está compuesto por nueve cuentos que tienen como protagonistas a personajes que habitan territorios olvidados y realidades complejas, en su mayoría relacionadas con el conflicto armado colombiano y la guerra, la nuestra, que escupe muertos, “todos juntos, a medio podrir y sin nombre” (8), hasta que un alma caritativa les dé tumba propia y les devuelva algo de identidad.

Los personajes de estos cuentos están atrapados por sus contextos y geografías; en sus páginas campea una sensación de angustia e incertidumbre permanente y es bajo esta que se relacionan, viven y sienten. La tensión entre la vida y la muerte es constante, no obstante, siempre aparecen elementos como la música y el sexo que ayudan a liberarla. Como la historia del hijo del silencio, huérfano de madre y memoria, que se refugia en Susana, la prostituta del pueblo, o como Aíta que sucumbe a Elvio y se hace agua “como la desembocadura del Magdalena en Bocas de Ceniza” (19).

El telón de fondo de estas historias son los ríos, la selva y barrios populares que no ofrecen oportunidad, una mezcla de belleza y dolor potenciada por imágenes y descripciones llenas de contrastes, por una parte la belleza de lo natural y por otra la violencia ejercida por el hombre. De este modo podemos imaginar a un tigre que “quiere rascarse el lomo con los árboles, buscar el amor y rugirle al viento” (33), y por otro leemos cómo lo que era un río ahora es sólo un barrizal que huele a mierda porque lo han secado.

Y ahí, en la mitad de todo esto, personajes: hombres y mujeres que han aprendido a llevar la vida y que anhelan un destino diferente al que les ha tocado, así sea en un paisaje tan distinto como el San Petesburgo de los cuentos de Chejov; la carga territorial de los lugares que habitan es pesada y difícil de dejar: El tigre, Hidroituango, Dabeiba, las riberas del río Magdalena o del Cauca son nombres que resuenan en la memoria, la de ellos y la nuestra, nombres que nos acercan y hermanan por alejados que creamos estar.

A lo mejor la lectura de este libro nos permite hacer frente a un pasado que es presente y que, como el personaje de “Parto de vaca”, no queremos mirar; o tal vez nos sirva de advertencia para entender que la violencia que ejercemos entre nosotros tiene también consecuencias en el entorno. De cualquier modo, estos cuentos nos ayudan a entender más de cerca las complejidades de este país que es mucho más que la comodidad de nuestras ciudades indiferentes.

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Ébano

POR Pilar Lozano • 22 noviembre 2023

Autor: Ryszard Kapuscinski | 352 págs. | Anagrama | 2018

Este libro me llevó a sentir y a vivir África, ese inmenso retazo del mundo donde resultan más valiosas el agua y la sombra. Ébano muestra la gigantesca deuda de los países europeos con este continente  saqueado “de sus gentes, arruinada y destruida”. Una rapiña que empezó antes de que se lo repartieran, con las redadas para cazar humanos y esclavizarlos.

Kapuscinski llegó por primera vez a África en 1958. Aterrizó en Ghana, recién liberada. El sueño de sus gentes no solo era ser libres, sino iguales y lo alimentaba un hombre reverenciado como un profeta:  Nkrumah, uno de los líderes que pregonaba ¡África para los africanos! Empezaba la oleada de movimientos descolonizadores impulsados por muchos de los que fueron enrolados en las filas de los ejércitos franceses e ingleses en la Segunda Guerra Mundial. Allá, en los campos de batalla se les desdibujó esa creencia del blanco como ser superior que les habían inculcado. Regresaron a sembrar ideas de emancipación. Todo esto nos cuenta este periodista polaco.

Pero en un mismo Estado —como ocurrió en las colonias— quedaron unidas etnias rivales, enemigas. Llegaron, entonces —asegura este maestro del reportaje—, las “décadas  más oscuras”. Se encadenaron guerras civiles, golpes de Estado, masacres y revueltas avivadas más de una vez por los antes amos y por las dos potencias de la guerra fría. El autor resume estos tiempos aciagos: “Pobreza y decepción en los de abajo. Voracidad y codicia en los de arriba”. Anidaron dictadores como Idi Amin en Uganda y Mengistu en Etiopía y surgieron ejércitos de niños: ocuparon el lugar de los adultos muertos en tanta guerra. Señala a los ingleses como artífices de la larga guerra en Sudán y a belgas y franceses —estos últimos ya aceptaron su culpa— como instigadores de la tragedia en Ruanda.

Kapuscinski pasó largos periodos, durante 40 años, en este convulsionado continente. Sus historias reflejan también un mundo espiritual rico y complejo, comunidades donde el individualismo es visto como señal de desgracias. Pinta con palabras paisajes y momentos deslumbrantes: “Al alba en la tierra aparecerán, al mismo tiempo, el sol y la sombra del árbol, el sol despertará a la gente, que no tardará en ocultarse buscando la protección de la sombra”. “Es como un gran jardín botánico donde se ha permitido que se establezcan los humanos”, dice al describir un lugar de Ghana. Y retrata  las montañas de Ruanda: ”altas y al mismo tiempo suaves. Sus tonos esmeralda, violeta y verde aparecen enmarcadas por la luz del sol”. Y comparte su fascinación al conocer la llanura de Serengeti, la más grande concentración de animales salvajes: ”Precisamente aquí se contempla ese mundo recién nacido, un mundo sin el hombre, y por lo tanto sin pecado”. 

Revela, además, secretos: ¿cómo mueren y dónde están los cementerios de elefantes? Y narra la insólita historia de Liberia. Es un libro plagado de vivencias; aparecen los peligros que acechan en todos lados: la malaria, las serpientes, las hambrunas, como las que conoció en Etiopía y en Somalia. Allí, en el desierto somalí, los niños empiezan a cuidar rebaños de camellos a los ocho años, “esas acacias solitarias, esas matas de hierba espinosa, esos baobabs gigantescos se convierten en señales que les dicen dónde están y por dónde deben caminar” para encontrar el agua. 

Para no quedarnos con esta “historia única”, como aconseja Chimamanda Ngozi, hay que leerla a ella y a Chinua Achebe, nigerianos, a Gaël Faye, que con ojos de niño narra el genocidio en Ruanda y a tantos otros escritores de este continente que hemos mantenido, injustamente, lejano. 

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Pilar Lozano

Periodista, escritora de literatura infantil y juvenil, promotora de lectura y escritura. Ha publicado veinte libros, entre ellos La historia los viajes y la abuela, Crecimos en la guerra, Era como mi sombra y Colombia, mi abuelo y yo.

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Historia de amor verdadero entre una rana y un cucarrón

POR Valeria Baena • 21 noviembre 2023

6 MINUTOS

Autor: Francisco Montaña | 99 pg. | SM | 2013

Una rana que vive en Colombia, en el lago de un páramo, se asombra por la llegada de un extraño artefacto que resulta ser un carrito de helados. Allí los animales pueden comprar helados de los más diversos sabores. Para ranas, hay de mosco de pantano, de hierba y moho, de terrones de fondo de lago y de agua de charco; también hay sabores de helados que solo aparecen al principio o al final de una historia: “Érase una vez”, “Frente al pelotón” y “Cuando despertó”. Junto con el carrito llega un comprador que deja rápidamente embelesada a la rana: un cucarrón de cuerpo tornasolado que emite unos reflejos cegadores cuando el sol cae en su caparazón: “A Rana le estaba pasando algo extraño. Creía que este cucarrón lento, de lomo resplandeciente y que había desplegado sus alas transparentes era lo más increíble que hubieran visto nunca sus grandes ojos”. Rana y Cucarrón comparten un helado, que resulta ser el del comienzo de su propia historia en la que se conocen, se enamoran y, sin planear mucho la cosa, terminan compartiendo su vida juntos.

Sin embargo, un día deciden emprender un viaje juntos a Egipto, pues Cucarrón siempre ha tenido la ilusión de regresar a su lugar de origen, donde los cucarrones son venerados. Gracias a la ayuda de Rana, y a que es capaz de nadar llevándolo a él en la espalda, su sueño se hace realidad. Después de un viaje en el que la pobre Rana casi desfallece del cansancio, y gracias a una tortuga desorientada que los remolca un buen trecho, la pareja llega a Egipto y se instala: hacen su casa, consiguen amigos y el cucarrón trabaja haciendo bolitas de estiércol todo el día.

Pero pronto Rana empieza a sentirse fuera de lugar y, después de intentar muchas cosas para sentirse a gusto nuevamente, entiende que debe regresar a la laguna y al quiche donde nació y decide emprender el viaje de regreso a su tierra. Rana y Cucarrón se separan, lo que deja al pobre insecto sumido en una profunda depresión. Hasta que al fin Rana regresa, ¡con una sorpresa muy especial!

La historia de la rana y el cucarrón es, como el mismo título lo anuncia, el relato de un amor verdadero, pues, a partir de lo que les sucede a estos dos animales, es posible identificar las dinámicas propias de una verdadera historia de amor, que puede pasarle a cualquiera: una fuerte atracción inicial, que en este caso está representada por un destello cegador del caparazón de Cucarrón; la necesidad de pasar tiempo juntos y hacer un proyecto de vida; la decisión, por parte de uno de los dos, de apoyar el sueño del otro y remar (literalmente) para que el amado cumpla su sueño; establecerse finalmente en un lugar para que uno de los dos de pronto sienta que no está tan a gusto y que debe regresar a su origen para encontrar también el sentido a su vida.

Lejos de ser la típica historia estereotipada, la novela de Francisco Montaña presenta unas situaciones que parecen ser para niños pequeños, pero llevan al lector de cualquier edad a sentirse identificado o conmovido con momentos reales y profundamente humanos. Los sentimientos pueden ser confusos, repentinos, cambiantes; y en una relación amorosa es posible que uno de los dos dé todo de sí para que el otro pueda cumplir sus sueños.

Esta novela también pone sobre la mesa el viaje de regreso al origen y la necesidad que algunos pueden sentir por volver a donde se sienten reconocidos en su esencia. Sin embargo, ese viaje al origen puede significar para la pareja un esfuerzo titánico, una pesada carga.

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Valeria Baena

Literata con experiencia en gestión cultural y promoción de lectura en el ámbito de la escuela y las bibliotecas. Ha liderado y conformado clubes de lectura para niños y adultos en bibliotecas públicas y librerías.

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Stefano

POR Valeria Baena • 21 noviembre 2023

9 MINUTOS

Autor: María Teresa Andruetto | 85 págs. | Babel Libros | 2008

Stefano es una novela corta de la escritora argentina María Teresa Andruetto que relata el viaje —y el naufragio— de Italia a Argentina de un adolescente que busca escapar del hambre y la guerra. Después de ser rescatado y encontrarse con uno de sus compañeros de viaje, Stefano debe adaptarse a esa nueva cultura que lo recibe. En Argentina trabaja de peón en una finca por un tiempo, hasta que termina por encontrar su propio camino, cuando aprende a tocar el saxo y se une a un circo como músico en la orquesta, donde toca para acompañar los números de los acróbatas.

La novela tiene una fuerte voz narrativa, que relata el viaje de migración de un héroe que podría repetirse en cualquier latitud y en cualquier tiempo. Aunque la autora se inspira en el viaje de su padre, en realidad relata el viaje de millones de héroes que han migrado y siguen haciéndolo en busca de mejores oportunidades. En Stefano el lector es testigo una vez más, así como se viene haciendo desde relatos como La Odisea, de cómo el eterno drama migratorio de la humanidad se convierte en literatura.

Pero, además de narrar una migración de un continente a otro, la novela cuenta también el viaje interno del héroe adolescente que realiza el paso definitivo a la adultez. En ese viaje interior Stefano encuentra un oficio (de trabajar como peón pasa a ser músico); tiene sus primeros encuentros sexuales y se enamora varias veces; también viaja en busca de su identidad: de ser un niño hambriento en Italia pasa a ser un náufrago, un migrante y finalmente encuentra una identidad en un nuevo país, sin soltar del todo sus orígenes.

Esa voz que narra al héroe y el viaje exterior e interior de vez en cuando se intercala con la voz del propio personaje, que se conecta con sus recuerdos más dolorosos, pero al tiempo hermosos, de la infancia. En esos párrafos Stefano le da vida a la madre en el recuerdo, y esa madre se convierte en símbolo de su infancia, pero también de esa cultura italiana que al pasar del tiempo va perdiendo definitivamente. Pero esta voz, además de estar conectada con el pasado, establece un vínculo con el futuro, pues le habla a su compañera de vida, Ema, a quien encuentra al final de las páginas del libro.

El lenguaje, tan característico de las obras de Andruetto, es sutil y preciso, abunda en imágenes poéticas, profundas y conmovedoras. También permite al lector encontrarse con personajes hábilmente construidos y caracterizados, que se quedan en la memoria y tocan las fibras más profundas. Es el caso de la madre que, aunque solo la vemos en el recuerdo, se convierte en una presencia fuerte y determinante para el camino del héroe; es también el caso de Tersa, la amante acróbata de Stefano, una mujer que le enseña las artes amatorias, lo cuida y lo “rescata” después de enterarse de la muerte de su madre.

En palabras de la propia autora: “Si un libro es un modo de conocer, una manera de penetrar en el mundo y buscar el sitio que nos corresponde en él, Stefano me permitió recuperar la sensación de hambre, desarraigo, extrañamiento, de hombres y mujeres que un día se marchan de su tierra, en busca de una vida mejor”.

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Valeria Baena

Literata con experiencia en gestión cultural y promoción de lectura en el ámbito de la escuela y las bibliotecas. Ha liderado y conformado clubes de lectura para niños y adultos en bibliotecas públicas y librerías.