Reseña

Camas gemelas

POR Paola Roa • 21 noviembre 2023

5 minutos

Autor: Paola Caballero Daza | 161 págs. | Cajón de Sastre | 2020

“De un tirón” es la expresión que nos auxilia para hablar de una lectura que no nos ha dado tregua, que no ha admitido que le impongamos un ritmo y que nos hace seguirla hasta sus últimas consecuencias. Sin pausa, hurgando la curiosidad, irónica, dolorosa. Inevitable.

En la entrada “Lectura” del Diccionario de las Artes, Félix de Azúa advierte que leer no es un arte visual, sino auditivo, y Camas gemelas es un ejemplo preciso. Se está en ella oyendo, escuchando un pensar. Un flujo de recuerdo y presente que se abigarra para revelar a una mujer-joven-niña que nos cuenta todo. Ese todo de su cabeza y su cuerpo poseídos por el mal de Saturno, la desazón suprema, el no querer y la tentación de levantar la mano contra uno mismo. Ese todo que es el amor al Negro, su hermano, que desde niño también trata de sacarse algo de la cabeza.

La historia se teje entre Bogotá y la costa Caribe, en sus paisajes físicos y culturales, en las texturas, los olores y las percepciones del cuerpo y la piel, principalmente las producidas por el calor, el mar y la música. En el relato minucioso de conversaciones, caminatas y trayectos, vamos reconstruyendo los escenarios en los que trascurre la vida de la Nena y del Negro; escenarios que, a medida que avanza el relato, nos duelen, porque sabemos que quedaron vacíos —sin él— y a los que ella tendrá que regresar una y otra vez, sin lograr escapar del recuerdo, del duelo y de su voz interior, “porque no merezco descansar ni encontrar sosiego, ni ver concedido ningún deseo, porque sólo soy digna de ser mortificada en un recorrido interminable y circular porque hasta la muerte me ha sido negada y te seguirás devorando hasta quedar vacía porque no tienes hijos ni marido que devorar”.

Sin duda, el rasgo determinante de esta obra está en la “doma” del lenguaje que hace su autora para poner en palabra estados de ánimo y situaciones mentales desbocadas. Sabemos que el lenguaje nunca podrá expresar la realidad, pero hay, pareciera, una obstinación en esta novela por transmitir —sin ser testimonio—, por sincronizar en la escritura lo que se piensa —o lo que se delira— mientras se vive. Mantra y reniego, elogio e imprecación por todo lo que envuelve y determina a la Nena y al Negro. Por la exploración y comprensión de su dolor y de su enfermedad, condenados a vivir en soledad, echados en sus camas gemelas, de espaldas a un mundo que ha resuelto que su herida sólo puede controlarse con medicamentos de los que nadie sabe casi nada.

Es un viaje a la tumba exhumada del Negro y desde ella a la vida, al humor y a la música que antecedieron la tumba y dan origen a la narración, para verlo vivir, cantar, para oírlo reír con su hermana desde una mirada ácida y burlona a la realidad. No es solo melancolía, es también dulzura y complicidad lo que nos permite esta historia;  la grieta que Paola Caballero Daza logra abrir en este libro para compartirnos un poco de la luz y el desorden de su habitación.  

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Paola Roa

Lectora, bibliotecaria y profesora. Miembro del colectivo Prosa del Mundo, un espacio educativo y cultural en el que coordina actividades para el estudio de filosofías, pedagogías y políticas libertarias.

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